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Conferencia internacional “¡Por una Sociedad Creativa!” en la plataforma de “ALLATRA”

Discurso de Robert Kennedy


Me gustaría agradecer a los organizadores por invitarme a hablar aquí hoy. También considero un honor y un privilegio hablar no sólo con ustedes, sino también con la audiencia que tienen en todo el mundo.



¡Señoras y señores! Hoy tenemos una oportunidad sin precedentes para cambiar la naturaleza esencialmente conflictiva de la existencia del hombre en la Tierra. Nunca antes en la historia de la humanidad hemos estado más conectados unos con otros. El avión, Internet, el smartphone han eliminado casi todas las barreras del tiempo y del espacio. Podemos comunicarnos con alguien al otro lado del mundo simplemente marcando su número en el teléfono. Podemos aprender sobre otros pueblos, otras culturas, otras religiones simplemente escribiendo unas palabras en nuestro ordenador. Tenemos Facetime, tenemos Facebook, tenemos Twitter y así sucesivamente, como medios adicionales de comunicación.

Sin embargo, puede que nada de eso importe.

Mientras sigamos persiguiendo nuestros deseos e intereses personales sin tener en cuenta los intereses y necesidades de la comunidad en general, el hombre seguirá viviendo en constante conflicto con los demás. Esto es cierto tanto para las naciones como para los individuos. Mientras las naciones se centren sólo en sus propios intereses (se puede llamar esto nacionalismo), sin consideración de los intereses de los demás, la humanidad seguirá viviendo en un estado de guerra. La guerra y sus terribles consecuencias en términos de pérdida de vidas humanas, tesoros nacionales y privaciones humanas seguirán caracterizando la existencia del hombre en la tierra.



Citando al noble Casio en Julio César de Shakespeare: “La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino es de nosotros mismos…”

Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo podemos ir más allá de este escandaloso, pero duradero estado de existencia? ¿Es realmente posible? ¿Es la propia naturaleza humana que condena a la humanidad a un estado perpetuo de conflicto?

Estoy convencido de que sí, que podemos hacerlo. Creo que podemos ir más allá de la historia donde la guerra ha sido no sólo, como Luis XIV inscribió en sus cañones, el último recurso de los reyes, sino que se ha convirtió en el último recurso de las naciones y grupos subnacionales. Con esto no quiero decir que todos los conflictos, la violencia, las guerras puedan ser evitados. Sin embargo, quiero decir que el conflicto entre pueblos y naciones, como un fenómeno bastante común de la historia, puede y debe limitarse en gran medida. No hay ganadores en la guerra: la violencia engendra violencia, el odio engendra odio, el egoísmo y la arrogancia son enfermedades transmisibles que con demasiada frecuencia conducen al conflicto.

Pero el mundo no cambiará por sí mismo. Los diferentes puntos de vista seguirán siendo una característica permanente del panorama nacional e internacional. Las diferencias de opinión existen en todos los niveles de la actividad humana: dentro de las familias, entre amigos, dentro y entre organizaciones, clanes, tribus y, por supuesto, naciones.

De hecho, los diferentes puntos de vista son una característica natural de la existencia humana. No puedo imaginar un entorno menos creativo que uno en el que todos tenemos el mismo origen, las mismas experiencias, la misma cultura, las mismas creencias, las mismas tradiciones. Qué terriblemente aburrido sería eso. Así que es bastante natural que sigan surgiendo diferentes puntos de vista entre las personas, así como entre las diferentes comunidades y naciones. Las diferencias son la esencia de la existencia humana, la especia de la vida, el fundamento de toda creatividad y el combustible del progreso humano. Las diferencias, sin embargo, a menudo pueden conducir a la violencia y a la guerra. Nuestra capacidad de reconciliar las diferencias nos permite evitar lo que Thomas Hobbes llamó un “estado de guerra”.  



Entonces, ¿qué se necesita? Como mínimo, quisiera mencionar brevemente lo que considero los cinco requisitos esenciales para salir de donde estamos hoy, esencialmente de un mundo conflictivo.

  • El conocimiento. Si queremos construir un mundo mejor para el futuro, necesitamos conocimiento: conocimiento de nosotros mismos, conocimiento de los demás, conocimiento de la historia, de los pueblos, de las culturas, de las tradiciones, de los intereses, y, entre otras cosas, una comprensión de los objetivos y preocupaciones de los demás. Y necesitaremos la sabiduría para reconocer que ningún individuo, ningún grupo, ninguna nación tiene todas las respuestas en todo momento.

  • El reconocimiento de que ninguna persona es una isla. Como han escuchado hoy, todos somos dependientes unos de otros para nuestro bienestar. Vivimos en un mundo de globalización individual y nacional. Por lo tanto, lo que cada uno de nosotros hace y, más importante aún, cómo lo hace, puede y de hecho determinará el futuro de la humanidad. Trabajando juntos, podemos forjar un futuro más prometedor. Esto no significa comprometer nuestros valores por debilidad o una amnistía temporal nacida de sentimientos de decepción y venganza. Significa distinguir nuestras verdades individuales de una Verdad más grande y más justa.

  • La visión. Debemos tener una visión del futuro del entorno estatal nacional y del orden internacional al que aspiramos. Nunca te subes al tren sin comprar un billete y saber a dónde vas.

    Es una visión que incluye un futuro en el que se reconozcan las diferencias de intereses y objetivos entre los pueblos y naciones, pero también los medios para superar esas diferencias y encontrar un terreno común para avanzar en el bien común y abrir oportunidades para que florezca la creatividad humana. No hagamos enemigos de aquellos con los que nos diferenciamos. Más bien, inspirémonos para trabajar juntos para encontrar un terreno común. Que las ideas, no la violencia y la guerra, sean nuestras armas.

  • La determinación de invertir en el bienestar de toda la humanidad. TODA la humanidad. Particularmente, en la salud y la educación. Como saben, en estos ámbitos hay mucho más que decir que el tiempo permite esta mañana.

  • El compromiso con una comunidad nacional e internacional basada en normas y fundada en principios universales (los que han leído el libro AllatRa, saben de lo que estoy hablando), en lugar de uno basado en el interés propio individual, de grupo o nacional, así como un compromiso claro y enorme por el bien común. Para este fin necesitamos establecer mejores mecanismos para el diálogo y, a su vez, reforzar las normas de comportamiento. Que el derecho no venga impuesto por el poder, sino que sea fuente de poder.




Hace casi 20 años, un colega mío Josef Joffe, editor del semanario alemán Die Zeit, escribió un artículo titulado “¿Quién teme al Sr. Grande?”, refiriéndose, por supuesto, a los Estados Unidos, la única superpotencia sobreviviente al final de la Guerra Fría.

Su conclusión fue que a pesar de todos sus defectos (y señaló muchos en este artículo), ya que los Estados Unidos habían invertido en el bien público (y aquí mencionó tales esfuerzos como los esfuerzos de los Estados Unidos para establecer las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio, la Organización Mundial del Comercio), los Estados Unidos han avanzado sus intereses sirviendo los intereses de otros.

Por lo tanto, concluyó, el mundo no le teme al Sr. Grande. Y esto es, de hecho, un modelo de comportamiento individual e internacional: trata a los demás como quieras que ellos te traten a ti.

Todo esto requerirá liderazgo no sólo en la parte superior, sino también en la inferior. Como solía decir a la gente, un líder no siempre está sentado a la cabecera de la mesa. El líder puede ser la persona menos notable en el fondo de la sala.

Se necesitará una nueva clase de líderes: hombres y mujeres de todas las creencias, razas, etnias, orientación sexual, etc., que estén dispuestos a escuchar antes de hablar, a dialogar, a adquirir los conocimientos necesarios. Los líderes que traten de comprender y analizar verdaderamente antes de decidir, que tengan el coraje moral de hacer lo que es correcto y no lo que es conveniente, que tengan la humildad de reconocer que no siempre tienen razón y la integridad de comprometerse servilmente a decir la verdad.

Esta mañana han oído a Robby Wells anunciar que se presenta a la presidencia de los Estados Unidos de América. Estamos entrando en un período en el que tendremos que elegir, a nivel nacional y local, quiénes serán nuestros líderes y cómo se ajustarán al avance de la causa de toda la humanidad.

Señoras y señores, ¡la elección es suya! Elijan sabiamente.

Muchas gracias por esta oportunidad.