Precipitaciones no vistas en todo un siglo. Temperaturas sin precedentes en la historia. Tornados que destruyen ciudades. Cada día hay un nuevo golpe de la naturaleza. Argentina, Italia, Rusia, Estados Unidos, Francia... Esta es la crónica de los desastres naturales de una sola semana. Pero en realidad, es la crónica del futuro.
Pero ¿por qué se ignora con tanta obstinación el problema global que se cierne sobre la humanidad? Hoy recibirán la respuesta a esta pregunta.
Es posible que, después de ver otro video sobre desastres climáticos, surja en su interior una pregunta:
«¿Por qué se ignora la amenaza que se cierne sobre la humanidad? Si es evidente que hay que actuar con urgencia».
Si esta preocupación resuena dentro de usted, significa que es una persona para quien la conciencia y la búsqueda de la verdad no son solo palabras vacías, sino valores llenos de significado profundo.
Pero, ¿ha notado que, al cabo de apenas dos días, esa sensación de urgencia desaparece? Lo que hoy parece claro, muy importante y digno de una acción inmediata, con el tiempo se vuelve lejano y pierde relevancia — y su atención cambia a otra cosa.
¿Sabe por qué ocurre esto? Es el mecanismo que está integrado en nuestra psique: cuando nos enfrentamos a información que nos asusta —especialmente si se trata de un problema sobre el que sentimos que no tenemos ningún control personal— nuestra conciencia intenta protegerse. Aparta ese conocimiento inquietante, nos susurra: «Más tarde. No ahora. Esto no me concierne». Y nosotros cedemos ante ello.
En la raíz de esta parálisis psicológica está el miedo. Tememos el cambio, tememos las consecuencias y, sobre todo, tememos asumir la responsabilidad de nuestro propio destino y del destino de quienes amamos. Es este miedo el que nos convierte en espectadores, no en participantes.
Pero cuando la catástrofe finalmente ocurre, todos nos hacemos la misma pregunta: «¿Por qué? ¿Por qué me pasó a mí?» La respuesta es simple: porque en el momento en que tenías la opción de escuchar la verdad o apartarte, te apartaste.
Cuando aún había tiempo para actuar, sentiste miedo, lo pospusiste, no compartiste la verdad con los demás.
El problema no es la falta de soluciones. ¡El conocimiento y las tecnologías para combatir la crisis climática ya existen!
Pero para que esto se haga realidad, todos deben participar. Es una responsabilidad personal de cada uno de nosotros. No hay nadie más.
Si NOSOTROS no actuamos, NADIE lo hará por nosotros.
Dejar un comentario