Sparsh Shah

Habéis oído hablar de esto muchas veces a mucha gente, pero permitidme añadir una voz más al coro de ciudadanos preocupados: Hermanos míos, estamos en una encrucijada.

Nunca se han dado circunstancias tan extremas en la Tierra, y nunca más se repetirán.

Actualmente, ayudamos a destruir hasta 10.000 especies de organismos cada año. Si eso no le asusta, recuerde que los seres humanos - los 7.900 millones de personas - somos sólo una especie.

Matamos a unos 80.000 de nuestros hermanos en guerras cada año, y dejamos que más de 811 millones de nuestros hermanos pasen hambre cada día. Y lo que es peor, uno de cada tres de nosotros está desnutrido.

Destruimos más de 15.000 millones de árboles y 24.000 millones de toneladas de tierra fértil cada año.

Tiramos más de 2.120 millones de toneladas de residuos cada año, ¡y ya hemos tirado más de 5,25 billones de piezas de plástico a nuestras aguas!

Basta de estadísticas. La lista de problemas es interminable. Pero la cuestión es la misma: hermanos míos, estamos en una encrucijada.

Tenemos dos caminos para elegir: el camino de la vida, o el camino de la muerte.

¿Y adivinen por dónde vamos ahora? El camino de la muerte, la carretera al infierno en la Tierra.

Sin embargo, todavía hay esperanza. Ahora mismo, NO es demasiado tarde para que cambiemos. Pero si no cambiamos a mejor ahora, TODO lo que nos rodea - economías, sociedades, ecología, lo que sea - cambiará irreversiblemente a peor.

Hermanos míos, es hora de que nos arrepintamos. Es hora de que nos alejemos de nuestras malas acciones hacia la Tierra y hacia nosotros mismos. Es hora de que la humanidad traiga el renacimiento a nuestro planeta y a la sociedad global.

¿Cómo podemos traer el renacimiento? Con AMOR. Amar, encarnando la verdad de que TODOS somos una familia, y no sólo los humanos, sino todos los demás organismos con los que compartimos la Tierra, y ninguna diferencia puede cambiar el hecho de que TODOS tenemos un valor infinito para nuestro Creador.

¿Y cómo amamos? Servimos. Servimos luchando contra la injusticia, elevando a los oprimidos y restaurando el equilibrio y los recursos de nuestro planeta.

Hermanos míos, ¡tenemos suficiente tierra para salvar nuestra moribunda vida salvaje! ¡Tenemos el poder de detener la violencia para siempre y convertir las espadas en arados! ¡Tenemos suficiente comida para alimentar a los hambrientos! ¡Tenemos suficientes recursos para reducir, reutilizar y reciclar la basura de nuestras aguas y vertederos! Hemos recibido gratuitamente; demos, pues, gratuitamente.

Hermanos míos, estamos en una encrucijada. Si somos el cambio que deseamos ver en el mundo, hagámoslo realidad. Si somos los administradores de la creación de Dios, actuemos como tal. Si no heredamos el mundo de nuestros antepasados, sino que lo tomamos prestado de nuestros hijos, ¡démosles algo que merezca la pena prestar!

La responsabilidad no es sólo de mi generación, sino de las generaciones que están por encima y pronto por debajo de nosotros. Los niños, por muchos que seamos, no somos suficientes para resolver esta crisis.

Necesitamos su ayuda. Y esta es mi súplica. Esta es NUESTRA súplica. Hagamos justicia al don de la vida que Dios nos ha dado, mediante el amor y el servicio.

Hermanos míos, estamos en una encrucijada. Nunca los retos a los que se ha enfrentado la humanidad han sido más extremos, y nunca volverán a serlo.

Entonces, ¿amarás y servirás con nosotros? Espero que lo hagáis, porque vuestro destino y nuestro futuro dependen de ello.

Gracias.